Empecé a practicar yoga hace aproximadamente diez años y desde ese momento me introdujeron a la meditación; pero no fue hasta hace unos tres años, cuando realicé mi certificación en Hatha Yoga, que mi práctica de meditación se volvió más constante.
La meditación es el proceso habitual de entrenar tu mente para enfocar y redirigir tus pensamientos y se ha vuelto muy popular últimamente por sus innumerables beneficios.
Ha demostrado reducir los niveles de estrés, ansiedad, depresión, dolor físico, frecuencia cardíaca y presión arterial alta mientras que también mejora la salud emocional, la capacidad de atención, la función inmunológica, el funcionamiento del cerebro, claridad, concentración mental, sensación de calma y calidad de sueño.
Algunas formas de meditación pueden ayudar a tener una mejor imagen de ti mismo y una perspectiva más positiva de la vida. También te ayuda a cultivar una relación positiva con la comida, ya que cuando te haces consciente, entiendes que no existe una forma “correcta” o “incorrecta” de comer, te liberas del juicio, la culpa y el perfeccionismo, aprendes a practicar la autocompasión y aprecias los muchos roles que la comida tiene en tu vida.
Ahora, la pregunta del millón ¿Cómo empiezo? Quiero llevarte de la mano y darte algunas herramientas que podrán ayudarte. Cuando meditamos estamos entrenando la mente para que deje de distraerse con facilidad y se concentre en el momento presente. Usando la respiración como nuestra ancla aprendemos a observar nuestros pensamientos sin quedar atrapados en ellos.